Para nuestra cosmovisión Mapuche, las mujeres somos las que conectamos y enlazamos los mundos.
Somos la llave para abrir las puertas de la naturaleza.
Unimos el cielo con la tierra y somos el "canal", el puente, pasadizo creador donde transitan calidades diversas de energías, el "lugar" donde se amalgaman y cuajan todos los destinos. Somos Kure, "hueco fecundo por donde se canaliza la energía pura", somos Kure, la que de un modo exclusivo, hace pura y fecunda la energía de la vida...
La tradición de las antiguas vio una misteriosa identidad entre el ciclo menstrual y el lunar, y esta identidad se basó en la observación de que los dos cielos, tenían veintiocho (28) días de duración, pasando ambas, las mujeres y la luna, por cuatro fases similares.
En la wenteruka o rukamalen (Ruka Femenina) las mujeres mayores celebraban con un retiro la llegada con júbilo de la primera menstruación de las doncellas y las inducían a hacer un largo ayuno. Acá las doncellas eran agasajadas con sus primeras joyas y recibían una ceremonia de purificación en un impresionante rito de auténtica realeza femenina